Un viaje a Perú es playa, montañas de colores y mucha selva. Son las calles empedradas de Cuzco, las casas blancas de Arequipa, un buen baile marinera y una mezcla de culturas que en pocos sitios se ve. Es comprarse un buen jersey de alpaca, sentir la libertad de estar en lo más alto del Cañón del Colca y, sobre todo, la de subirte a las enormes olas de Huanchaco y surfear hasta que toque ver el increíble atardecer desde su arena. Pero, por encima de todo, un viaje a Perú es felicidad. La felicidad contagiosa de su gente.